6 de octubre de 2010

Volver a la Pregunta

Recientemente se realizó en el Seminario Santo Tomás de Aquino de San Cristobal un Seminario sobre Investigación Teológica, en convenio con la Universidad Javeriana de Bogotá-Colombia. Uno de los facilitadores del Seminario fue el Dr. Gabriel Suarez, quien es el autor del artículo que colocamos ahora a disposición de todos ustedes. Esperamos que sea de utilidad para nuestro trabajo.

VOLVER A LA PREGUNTA:  UNA NECESIDAD DE LA INVESTIGACIÓN[1]

Gabriel Suárez Medina[2]

RESUMEN

Las preguntas de investigación pueden causar incomodidad, pueden ser grandes o ambiguas. Pero si existe algún común denominador en toda la investigación social es este: toda investigación demanda una cuidadosa selección de la pregunta de investigación y una comunión completa con ella. En el juego de la generación del conocimiento, el investigador siempre tiene los ojos en la pregunta de investigación. El investigador debe caminar siempre con la pregunta presente de tal suerte que en todo momento logre visualizar, obtener, captar todo lo que a su alrededor le sirva para su investigación, de lo contrario puede perder la oportunidad de enriquecer su proceso.
PALABRAS CLAVES: Pregunta, investigación, investigador, conocimiento.

No es raro que nos preguntemos para
qué puede servir la filosofía. La gente
piensa que ésta no es sólo complicada, sino
que además aborda problemas tan
complejos que no vale la pena confundirse
con ellos.
Sin embargo, la filosofía, que muchas veces
aparenta ser fuente de confusiones,
en  realidad puede servir para liberarnos de ellas.



  1. La pregunta como admiración del fenómeno natural
El proceso de construcción del conocimiento es una respuesta a las múltiples preguntas[3] que la persona se ha hecho a lo largo de los siglos de  la historia de la humanidad. La duda, la admiración, el asombro,  son, en consecuencia, el impulso creador de la persona y, en un sentido poético, la manera de justificar su estancia en el universo. Cuando dejamos de preguntar, dejamos de imaginar, reflexionar y pensar: los hechos se vuelven consecuencias predeterminadas y empezamos a creer que todo está escrito. La cuestión, forma crítica de preguntar, por el contrario, nos sitúa en una dimensión de búsqueda y reflexión constante, es un desacomodarse y al mismo tiempo de iniciar un camino de reflexión.
Las primeras personas que poblaron la tierra tuvieron esa capacidad de preguntarse, de admirarse frente a cada uno de los fenómenos naturales y sociales que iban aconteciendo a su alrededor. Gracias a esa pregunta empírica por cada uno de los sucesos lograban elaborar unas respuestas que de acuerdo a su medio lograba satisfacer su inquietud.
Seguramente hoy vemos esas respuestas como  inadecuadas, no científicas. Pero claro, según el espacio y el tiempo, eran las más adecuadas a las circunstancias de la época. Lo que podemos destacar en este primer  momento es la capacidad de la persona de preguntarse y de cuestionarse, y no dejar pasar por alto algo que sucedía. Un terremoto, una flor que nace, la lluvia que cae, la muerte, la vida, etc.
  1. La pregunta Socrática como sistematización del saber

Si avanzamos unos siglos y llegamos a la escuela de Atenas, encontramos al gran sistematizador de la pregunta: Sócrates (468-399 a. de C.). El arte de la mayéutica[4], que es el arte de preguntar, vuelve a nacer de la observación. Sócrates observa cómo su madre ayuda a las demás mujeres a dar a luz, y puede apreciar cómo su padre logra sacar de un trozo de mármol, una hermosa escultura. Los dos en su papel ayudan “a dar a luz”, ella la vida, él la belleza.

Sócrates a través de la pregunta decide conducir a las personas a la verdad, busca que cada uno a través de la pregunta llegue a lograrlo y no se quede en la simple opinión o en el ejemplo. Cuando pregunta qué es la belleza, no acepta que se diga, la flor es bella, pues ese es simplemente un ejemplo de belleza, mas no la belleza.  Para lograr el objetivo se debe saber preguntar, pues muchas veces la pregunta no es la adecuada y lógicamente la respuesta será la equivocada.

“Su método tiene dos partes. Comienza por colocarse en la conciencia y afirmación de ignorancia. Es lo que se ha denominado ironía socrática. Frente a la pretenciosa omnisciencia de los sofistas que se presentaban al público diciendo “preguntad”. Sócrates afirma modestamente: “Sólo sé que nada sé”. Y abre un interrogatorio a los interlocutores que creen saber, hasta hacerlos caer en contradicciones y convencerlos de que no saben. Conscientes de la ignorancia, o al menos en situación de duda ya pueden buscar la verdad.

La segunda parte se denomina mayéutica, término que designa el arte de ayudar a dar a luz. En esto parece ser deudor espiritual del oficio de su madre. Continuando el interrogatorio hace descubrir poco a poco la verdad a su interlocutor, como si éste mismo, con sus propias respuestas, la diese a la luz de su propio ser”.[5]

Se trata de recuperar con Sócrates el arte de preguntar, pero de saber preguntar para lograr ayudar a dar a luz, pues el conocimiento está ahí, sólo es necesario ayudar para que quede al descubierto, para que pueda estar al alcance de todos de todos.

  1. La pregunta en los medievales

Los grandes medievales con Santo Tomás (1225 – 1274) a la cabeza no sólo comentaron los tratados aristotélicos sino que, sobre la base de la unidad del ser y del conocer, estructuraron una arquitectura metódica y sistemática por medio de tratados (tractati) que se suceden en las Sumas Teológicas hasta abarcar la exposición complexiva del misterio cristiano.

Los medievales no partieron de la Lectio, sino de la Quaestio[6]

El “an sit”, “utrum sit”, “quomodo sit”, dicit”, "dicunt", “sed contra est”, el examen previo de quienes asienten y, sobre todo, de quienes impugnan o niegan (adversarii), de quienes levantan problemas, es el insumo o la materia primera que constituye una quaestio y posibilita luego una lectio en el horizonte de la tradición y de la fe[7].

Jamás en los medievales quaestio y lectio son dos polos paralelos, yuxtapuestos, bilingües. Santo Tomás fue maestro en la articulación de la quaestio y de la lectio en la didáctica propia de “objectum materiale” (la quaestio) y “objectum formale” (la lectio).

Solo que hay que verificar que la dinámica (mejor, la dialéctica) de producción del conocimiento fue la que en días menos lúcidos (no de escolástica sino de escolasticismos decadentes)  se paralizó por la sustitución  de las  quaestiones por las lectiones y por el extrañamiento del ejercicio mismo de producción del saber que vino a percibirse como la investigación, fundamentación y comunicación de doctrinas y de contenidos con prescindencia de los problemas reales que fueron consustanciales a la genuina producción intelectual. Leer teología y lector theologiae había sido para los clásicos de la Escuela percibir, con el instrumental positivo cristiano, el relieve salvífico de la pregunta humana y, en definitiva, del acontecer histórico. Leer para el escolasticismo fue, en cambio,  exposición e intelección de las lectiones prescindentes por completo de las quaestiones de origen y de otras posteriores que mantuvieron vigentes la dialéctica misma y el significado permanente de la práctica teológica.

El desaparecer del cuestionar, de las quaestiones, dejó lugar a la exposición repetitiva y perenne de lectiones convertidas en doctrinas, de las diversas disciplinas.


3.1. Implementación del método

La philosophia perennis y la theologia perennis están estructuradas en tratados a partir de los cuales se han conformado los planes de estudios y los currículos. Esta herencia medieval de los tratados de teología fue heredada por los centros universitarios y de educación superior que se fundaron en el Nuevo Mundo y, de modo concreto, en la Nueva Granada.

Tras las revoluciones de independencia y el cataclismo que introdujo la modernidad con sus visiones de libre método, libre examen, libre sistematización y libertad de cátedra, la reestructuración de las facultades en casi todos los países de América  tuvo por finalidad asegurar el método y los contenido.

Así, las universidades siguen el método y el procedimiento de los grandes tratados. La exposición cíclica de los tratados da cuenta del ciclo mismo de los estudios, lo que da como resultado la repetición de contenidos, sin ninguna asimilación crítica y mucho menos una apropiación cultural.

En algunas facultades se semestralizaron y eso permitió, al menos, cierta lógica procesual en la exposición de los tratados por parte de los especialistas.
             

3.2. Consecuencias del método


El método escolástico (quaestio, lectio, disputatio, magister dixit),  y la metodología didáctica (praelectiones, lectiones, repetitiones, disputae, evaluationes) y las materias mismas o tratados de teología están preestablecidos de modo fijo en el uso general de la baja escolástica. Esa metodología y sus contenidos describen un círculo permanente de índole repetitiva en el que puede hallar espacio para innovar pero no para alterar.

Así la teología y el proceso de teologizar se identifican con la recepción permanente de unas materias preestablecidas mediante un método preestablecido que orienta más a la salvaguardia de lo adquirido, casi como finalidad última de la labor teológica. Hacer teología vino a ser casi sinónimo de hacer y de repetir tratados y su finalidad se percibe más como la comunicación de unas doctrinas, antes que como inducción a una práctica teológica que capacite para mirar y para actuar el mundo de hoy con el instrumental de la positividad cristiana.

Cuando en verdad, no se es fiel a la herencia medieval y tomista por repetir los tratados de doctrina perenne, según los propuso la escolástica tardía, se es fiel porque se apropia del método medieval y tomista para elaborar nuestros propios objetos materiales bajo la formalidad de la tradición cristiana, “sub ratione Dei et salutis, a la luz de Dios y de su plan de salvación”, como lo enseñó y lo practicó el mismo Santo Tomás. 
  1. La duda metódica: dudar de lo que sabemos

Descartes (1596 – 1650), nos enseña que la duda, el cuestionar, el preguntarnos por lo que sabemos nos puede conducir por el camino correcto para acercarnos al conocimiento. Descartes estaba en el momento máximo de su preparación y de su saber, sin embargo duda de todo lo que sabe y decide que es necesario ir a aprender lo que no se puede aprender en las aulas y en los libros. Entonces decide ir al “libro de la vida”.

Es la duda metódica[8], es decir, ordenada, sistemática, cuidadosa, juiciosa, lo que condujo a Descartes y la que puede conducir a un intelectual y a la persona común por un sendero un poco más seguro que aquel que camino por el sendero de la repetición y de la memorización sin ningún tipo de crítica, pues se debe dudar de todo.

Descartes no duda de su existencia, esto lo lleva a fundamentar su saber en la existencia, en saber que existe, esto es lo único cierto, luego no puede dudar de que piensa, pues quien no piensa no duda, y quien no duda, puede pasar la vida tranquila, pero claro creemos que este no es el caso de un intelectual. El intelectual que no está inquieto, que no duda, que no cuestiona, es difícil que este caminando hacia  la construcción de conocimiento.

“¿Hasta donde puede entenderse la duda? En primer lugar, yo puedo dudar de todo cuanto he aprendido por medio de los sentidos. “A veces he experimentado que los sentidos eran engañosos y es más prudente no confiar por entero en nada que ya alguna vez nos haya engañado”.[9]  

  1. La pregunta en la investigación
Los científicos o aquellos que se acercan a la ciencia no lo han hecho con la convicción cierta y concreta de lo que van a encontrar, lo único que tienen como cierto es una pregunta que los mueve y los anima a no dejar el camino que han comenzado o desean comenzar. Al cabo de los años los resultados se dan, más rápidos unos, que otros, algunos sólo  siglos después son reconocidos por el mundo, en fin, este es el camino de la ciencia. Solo una cosa es cierta, que si la pregunta no hubiera sido el faro iluminador de estas personas no habrían llegado a donde llegaron. Solo así lograron concretar un sueño o una visión[10].
Lo mismo pasa en la investigación. Cuando deseamos entender una problemática nos hacemos una pregunta o unas preguntas y bajo rigor las seguimos y esperamos descubrir un nuevo conocimiento. La búsqueda requiere de una constancia grande a la pregunta de investigación. Si nos vamos a adherir tan apasionadamente a una pregunta vale la pena cuestionarnos qué hace una buena pregunta de investigación. Este es el comienzo de  nuestro esfuerzo, la clave del descubrimiento y al menos para nosotros también el umbral de nuestro trabajo de investigación. ¿Cómo hacemos una pregunta de investigación?[11]
No hay secretos, ni recetas, hacemos una pregunta de investigación de la misma   manera que le preguntamos a alguien como está el clima, su  salud o como va su familia y trabajo. Lo hacemos con marcas de interrogación y algún calificativo de forma,  cantidad, causa y efecto etc.
Las preguntas de investigación pueden causar incomodidad, pueden ser grandes o posiblemente sean ambiguas. Pero si existe algún común denominador en toda la investigación social es este: toda investigación demanda una cuidadosa selección de la pregunta de investigación y una comunión completa en  ella. En los deportes se tiene como axioma que todo buen jugador tiene siempre "los ojos en el balón" y es lo primero que se les recuerda a todos los aprendices del juego. En el juego de la generación del conocimiento, el investigador siempre tiene los ojos en la pregunta de investigación. Veamos algunos ejemplos: 
¿Cuál es el origen de las clases  sociales?  
¿Qué es la verdad?  
¿Por qué los pobres  no tienen derecho a la educación escolar de calidad? 
¿Es la pedagogía una ciencia o una disciplina?
¿Por qué debemos estudiar tanto en la vida y luego no encontramos trabajo?
¿Será necesaria la experiencia para lograr conocer algún fenómeno?
¿Es la razón la facultad que me puede proporcionar el conocimiento?
¿Son los valores importantes en la vida de las personas y de la sociedad?
¿Existe un dios o varios dioses con distinto nombre?  
Podemos decir cuál pregunta es más valiosa, o cuál de ellas aparentemente no tiene sentido, cuál puede tener mayor valor científico, algunas serán importantes, otras pueden parecer triviales.
Aquí puede iniciar la reflexión aquella pregunta que puede parecer irrelevante puede ser la más importante,  aquella que parecer ser la más trivial puede ser la clave de una sociedad más justa o más desarrollada. Alguno puede decir que la pregunta formulada es ridícula y que no tendrá ningún futuro científico. ¿Realmente será así? O ¿será que una pregunta que puede pasar desapercibida  puede ser aquella que nos proporcione una información valiosa para curar una enfermedad que agobia a la humanidad?. De este modo se mueve la ciencia dudando y tratando de permanecer objetiva ante todas las preguntas sin calificativos de ninguna especie. En la ciencia nada es grandioso, nada es irrelevante, nada es humilde. Son sólo preguntas que tienen que ser contestadas de acuerdo a sus métodos. Nuestra subjetividad es la que las clasifica de esa manera. El común denominador es que todas ellas son contestables y que, supuestamente, no conocemos la respuesta. 
La pregunta de investigación[12] es lo primero que todo investigador tiene que responder casi sin pensar en cualquier situación que se encuentre. Esto significa que la pregunta está tan apropiada con todo lo que el investigador sabe o piensa que inclusive en la situación más lejana de la academia él o ella pueden dar razón de su pregunta. En el restaurante,  el parque,  la cancha de futbol,  la calle, donde quiera que se encuentre la persona, al ser interrogada sobre su pregunta de investigación debe contestar sin titubeos. A ese nivel debe estar interiorizada la pregunta.  
Si el investigador no logra una compenetración total con su pregunta de investigación difícilmente tendrán los recursos de atención para ver la información relevante cuando ésta pase frente sus ojos, para organizar los materiales cuando tengan cientos de fichas con anotaciones en su escritorio, para escribir coherentemente los diversos capítulos. El trabajo de años, oportunidades profesionales, su título, todo se mueve alrededor de esta actividad de interiorizar una buena pregunta de investigación. Si no lo hacen así, el trabajo se volverá pesado, aburrido, disperso, tedioso, pobre, una carga esclavizante para su cerebro y una fuente de inseguridad personal. Su esfuerzo estará más dirigido a ocultar su ignorancia, a tapar huecos temerosamente para que sus compañeros o colegas no los vean, a buscar la forma de satisfacer a cualquier jurado que pudiera tener, más que a afirmarse como buscador del conocimiento que orgullosamente puede decir en frente de cualquier audiencia lo que sabe y no sabe acerca de un problema educativo.  
Muchas  páginas serán escritas y otras tantas horas de trabajo serán invertidas tratando de contestar esta pregunta. Entonces vale la pena dedicar mucho tiempo al análisis cuidadoso de la misma. Así como una fórmula matemática necesita de una página o muchas veces de un capítulo para ser explicada y comprendida perfectamente, algo similar sucede con la pregunta de investigación. Si cuidadosamente pensamos en su contenido, la explicación de cada uno de sus términos componentes produce una explicación, o un artículo, o un libro. Entonces, el secreto de una buena pregunta de investigación está en el análisis de la misma. Absolutamente cada palabra que usen en la pregunta de investigación tiene que ser cuidadosamente calculada en su potencial de observación y/o en su potencial de sustento teórico. 
Su pregunta de investigación es entonces, la fórmula que ha de revelar y organizar el contenido de los cientos de páginas de su disertación. Formular una buena pregunta de investigación es el acto creativo más importante de su trabajo (el segundo acto creativo es obviamente contestarla). No hace falta decir que tal acto creativo no se logra en pocos minutos. Es cierto que la pregunta de investigación es una sola oración y por ello el investigador sin experiencia piensa que es fácil de formular. En un minuto se puede escribir una oración interrogativa, pero lo que la pregunta de investigación debe reflejar es el resumen, la síntesis de toda una línea de trabajo, de pensamiento, de errores corregidos que finalmente se plasma en una sola oración y eso toma tiempo, esfuerzo y revisión constante. Si en algún momento su trabajo es una obra de arte será en la elaboración de una pregunta de investigación. Literalmente cada palabra de la pregunta de investigación debe ser justificada. 
5.1. Se debe investigar sobre la propia disciplina 
¿Cuál es el área del conocimiento donde tiene más experiencia, donde ya se ha realizado un camino? Podrá interesarse sobre el planeta Marte, pero si no se es astrónomo, lo mejor es que no haga preguntas de investigación al respecto. En algunos casos no hay un buena conexión entre aquello que mejor sabemos y entre aquello que más nos interesa. Pero siempre hay que buscar un balance o mejor el justo medio. Si eres lingüista trata de hacer investigación en el aprendizaje de las lenguas o comunicación; si eres científico trata de hacer investigación en el aprendizaje de la ciencia que mejor conoces. Si te sientes más inclinado a la descripción de un fenómeno has que tu pregunta refleje propósitos cualitativos; si te sientes más inclinado a la medición del mismo has que tu pregunta apunte hacia métodos estadísticos.
La idea es que en un primer momento se debe investigar en la disciplina fundante pues es allí donde radica la fuerza del investigador, claro que si la experiencia se da en un grupo interdisciplinario el tema de investigación puede ser otro, pero la persona que aporta lo debe hacer desde su propia disciplina. Esto se debe pensar para que las intervenciones sean lo más cualificadas posibles, para que el aporte de cada uno de los integrantes del grupo de investigación enriquezca la discusión y haga progresar el tema objeto de estudio. No se debe descuidar este punto, pues se puede correr el riesgo de investigar sobre lo que no se sabe y entonces hacer algo demasiado superficial y que no contribuye en nada al objetivo que se busca cuando la academia investiga. 
5.2. Trabaja la pregunta de investigación 
Una vez formulada tu pregunta piensa detenidamente: ¿Cómo vas a observar o definir lo que propones en la pregunta? Por ejemplo veamos una  pregunta: 
¿Por qué los niños que son maltratados por los adultos aprenden estas acciones y luego las repiten cuando llegan a conformar un hogar dando origen a un círculo que hace que la acción se repita en las siguientes generaciones con las consecuencias socioculturales, afectivas, etc.?  
Lo primero que se puede observar al leer la pregunta que hemos formulado es lo siguiente:   
Por qué, niños maltratados, adultos, aprenden y repiten, hogar, círculo, generaciones, consecuencias.
Leyendo la pregunta lo primero que aparece es "¿por qué?" lo cual significa "las razones" que implica descubrimiento de procedimientos o técnicas que faciliten ciertas cosas que han de venir después en la pregunta de investigación. ¿Es esto lo que el investigador realmente pretende hacer? ¿Puede el investigador ofrecer ejemplos o especulaciones de por qué  estos maltratos suceden? ¿Esto ha de generar una serie de preguntas de investigación posteriormente, cada una de ellas describiendo cada uno de estos " por qué"? 
En seguida viene "niños" lo que implica ubicarse en un cierto rango de vida en la cual suceden estos episodios que han de marcar al menor para toda la existencia.  ¿Qué formas de observación, o patrones de análisis van a estar disponibles para ello? ¿Hay buenas posibilidades teóricas de encontrar estos patrones?¿Qué autores brindan teorías y características que puedan orientar la investigación? 
A continuación aparece "maltratos" ¿Cómo se define maltrato? ¿Existe algún consenso al respecto? ¿Algún autor importante sostiene una definición de este término? ¿Es posible que haya desacuerdos en la forma de entenderlo y de calificarlo? 
Siguiendo el curso de la pregunta aparece "adultos" ¿Qué condiciones definen el hecho de que la persona sea calificada como adulta? ¿Cómo va a ser observada por el investigador? ¿Existen las condiciones prácticas para que el investigador pueda hacer esta observación? 
Más adelante leemos "aprenden y repiten" ¿Qué significa cada una de ellas? ¿Se repite sólo por el hecho de sufrir el maltrato? ¿Qué sucede cuando se repite en otro momento de la vida siendo ahora el protagonista de la situación? ¿Qué sentimientos acompañan la acción?
"Hogar" ¿Qué es hogar? ¿Cómo se va a discriminar lo auténtico de lo no auténtico? ¿Cuenta el investigador con los medios prácticos para observar o promover dicha definición? 
“Círculo”, ¿Una acción se puede repetir una y otra vez sin tener conciencia del acto y por tanto perpetuar el hecho por generaciones sin que alguien se atreva a romper ese ciclo? ¿Qué hace que no se pueda romper ese círculo? ¿Por qué nadie lo hace?
Finalmente encontramos "consecuencias", nuevamente queremos definir este término y saber exactamente lo que significa  operacionalmente y queremos estar seguros que esas observaciones son lo suficientemente objetivas como para poder clasificar una retroalimentación como tal.  
Como se puede observar se ha colocado mucho énfasis en las definiciones, en la observación, en retomar datos y en lograr clarificar lo que se quiere hacer. 
5.3. ¿Cuántas preguntas de investigación? 
No hay que escribir muchas preguntas de investigación. No se trata de limitar la creatividad, pero ya se darán cuenta del trabajo que conlleva cada pregunta. El que mucho abarca poco aprieta, dice un dicho colombiano, lo mismo pasa con las preguntas. Su pasión investigadora no puede ser repartida en muchas preguntas de investigación. Si se hacen muchas preguntas al mismo tiempo terminarán sin responder ninguna. La generación de muchas preguntas de investigación pudiera revelar creatividad, pero más frecuentemente revelan falta de capacidad para reducir una realidad compleja en una parte componente que sea importante y que se sujete a las reglas de la investigación científica. Piensen en la siguiente metáfora: “Si tienen las piezas de un juego didáctico la clave para armarlo es tener en mente la forma del dibujo terminado”. Así, siguiendo líneas y colores pueden ajustar las piezas en el orden correcto. Imaginen el siguiente experimento, les dan las fichas del juego didáctico y les dicen que el trabajo terminado puede lucir como la figura uno, la dos o la tres. Si los colores y los trazos de uno, dos y tres son similares entonces su esfuerzo por armarlo se hace mucho más intenso ya que no hay manera de discriminar un diseño del otro. En el caso extremo, el diseño o la figura  más difícil es aquel que está en blanco. O sea aquel donde no hay patrones que guíen en la colocación y búsqueda de las fichas. Si su propuesta presenta una multitud de preguntas de investigación hacen que el trabajo real de investigación se asemeje al ejemplo que acabamos de dar y,  será muy difícil llegar a resolver o mejor a determinar cuál es la pregunta a resolver y por tanto podemos demorar un tiempo muy largo sin resolver lo que nos hemos propuesto realizar. 


  1. A MANERA DE CONCLUSIÓN

“Una pregunta llega a ser de carácter investigativo no porque con ella se genere conocimiento, ni porque en ese proceso de generación cognoscitiva se siga un método de búsqueda. Llega a ser investigativa sólo si pertenece a un sistema coherente, explícito que permita su examen argumentado”[13].

La idea es que nos dejemos incomodar por la pregunta, es decir, que no pasemos por la vida sin cuestionarnos, sin preguntarnos, pues de esta forma lograremos ir afinando nuestra capacidad hasta llegar a seleccionar preguntas que nos orienten en la investigación científica. 

Como hemos escrito al inicio, la pregunta puede ser incómoda, puede llevar al académico a trabajar un poco más de lo normal, pero finalmente es la pregunta la que logra dar frutos y la que lleva consigo una gran alegría y emoción cuando se logra resolver. Ninguna persona será más feliz que aquella que logra finalmente después de mucho esfuerzo y disciplina resolver aquello que le ha quitado poco o mucho tiempo de su vida. Es realmente el llegar a resolver la pregunta lo que hace el verdadero éxito del científico o de la persona que por primera vez se acerca la mundo de la investigación.

Y para finalizar, los invito a pensar en la pregunta que orienta en este momento nuestras  vidas académicas, y si no la encontramos que salgamos con la decisión firme de comenzar a soñar con ella, pues de lo contrario la investigación no ha comenzado.


“Y no dejamos de preguntarnos,
una y otra vez,
hasta que un puñado de tierra
nos calla la boca...
Heinrich Heine















BIBLIOGRAFÍA


SANZ ADRADOS Juan José y GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José, Filosofía grecorromana, Universidad Santo Tomás, Bogotá, 1984.

CERDA, Hugo, Los elementos de la investigación, Editorial El Búho, Bogotá, 1990.

COPLESTON, Frederick, Historia de la filosofía, Ariel, Tomo 4, Barcelona, 1991, p. 86.

DESCARTES, Renato, El discurso del método, Tecnos, Madrid,  2002.

GADAMER, Hans-Georg, Verdad y método, Tomo I, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1993. Especialmente el capítulo 3. (Recuperación de la pregunta por la verdad del arte).

PARDO, Alberto, “Una pregunta sobre la pregunta”, en: Actualidades pedagógicas, Universidad de La Salle, Nº 41, Bogotá, 2002.

PARRA, Alberto, El método teológico. Texto inédito. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2002

PLATON,  El banquete, Traducción de GIL Fernández, Luis, Aguilar, Madrid, 1962.

SANTO TOMÁS DE AQUINO, La Summa Theologica, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1947.

SAVATER, Fernando, Las preguntas de la vida, Ariel, Barcelona, 1999.


[1] Conferencia pronunciada el 5 de febrero de 2004 como Lección inaugural del semestre académico de la Maestría en Docencia de la Universidad de la Salle. Bogotá.
[2] Licenciado en Teología, Pontifica Universidad Javeriana; Especialista en Docencia Universitaria de la Universidad Santo Tomás, Bogotá; Doctor en Filosofía, Universidad Gregoriana de Roma. Actualmente, profesor asociado de tiempo completo, e investigador en la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana. Ha participado en las siguientes publicaciones Teología e Interdisciplinariedad, Colección Fe y Universidad, No. 7, PUJ, Facultad de Teología, Bogotá, 2000. Investigación  y Docencia Teológica, Equipo Interdisciplinario de Docencia e Investigación Teológica DIDASKALIA, PUJ, Facultad de Teología, Bogotá, 2002. Ha escrito libros sobre ética y valores para la educación básica y media. Entre sus principales libros están: Socialidad de la realidad personal, Espacio ético de la casa a la escuela, Filosofía: su historia y su pensamiento, Teología y Economía. Correo-e. gasurez@yaho.com
[3] Cfr. SAVATER, Fernando, “Las preguntas de la vida”, Ariel, Barcelona, 1999.
[4] Cfr. Dado que Sócrates no  dejo escritos tenemos que leer las obras de Platón para lograr asimilar su método basado en la pregunta. Entre otros: PLATON,  El banquete, Traducción de GIL Fernández, Luis, Aguilar, Madrid, 1962., el Teeteto, El Critón, etc.
[5] SANZ ADRADOS Juan José y GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José,  Filosofía grecorromana, Universidad Santo Tomás, Bogotá,  1984, pp. 69-70.
[6] Cfr. SANTO TOMÁS DE AQUINO, La Summa Theologica”, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1947.
[7] Cfr. PARRA, Alberto, El método teológico. Texto inédito. Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2002
[8] Cfr. DESCARTES, Renato, El discurso del método, Tecnos, Madrid,  2002.
[9] COPLESTON, Frederick, Historia de la filosofía, Ariel, Tomo 4, Barcelona, 1991, p. 86.
[10] Cfr. GADAMER, Hans-Georg, Verdad y método, Tomo I, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1993. Especialmente el capítulo 3. (Recuperación de la pregunta por la verdad del arte).
[11] Cfr. PARDO, Alberto, Una pregunta sobre la pregunta, en: “Actualidades pedagógicas”, Universidad de La Salle, Nº 41, Bogotá, 2002.
[12] Cfr. CERDA, Hugo, Los elementos de la investigación, Editorial El Búho, Bogotá, 1990.
[13] PARDO, Alberto, p. 5.

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